Sin embargo, en el nivel profesional, donde ya hay prácticas con fuego, hay que desplazarse al centro de entrenamiento de la capital, aunque la academia costea desde el traslado y alojamiento hasta el material requerido en el taller. "El bombero pone el tiempo, lo más valioso", considera Segeur.
"Un curso profesional para 24 bomberos de la región de Magallanes nos cuesta 8 millones de pesos", explica el director de la ANB; de ahí que invertir en los otros nuevos centros sea una forma de reducir costos, "pero también se debe a un tema de capacidad", insiste Alonso Segeur. "Este año hicimos un esfuerzo para que pasaran unas 5.000 personas, pero necesitamos capacidad para 30.000", explica.
Existe un interés por parte de los mismos bomberos. Al año, 14.000 personas asisten a alguno de los 1.800 cursos que se imparten en todo el territorio. La media es de dos talleres por personas, de manera que entregan 30.000 certificados.
MODELO ÚNICO EN EL MUNDO
El sistema chileno es "único en el mundo", dice el director de la ANB. Y no porque sean voluntarios, pues también los hay en otros países. La fortaleza radica en que solo existe una escuela única, con una formación a módulos, donde cada profesional no remunerado puede elegir los cursos que quiere tomar en cada momento. Está hecha a medida para el pueblo chileno.
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